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domingo, 3 de noviembre de 2013

Haitianos



El sufrido estado caribeño ha tenido grandes equipos de fútbol que los hicieron dominantes en la región de la CONCACAF, pero además los mundiales tuvieron entre sus destacados a dos jugadores nacidos en el sector maldito de la isla La Española.

Ernst Jean-Joseph estaba siendo escoltado, no de muy buena manera, por dos Tonton Macoutes desde la concentración del equipo haitiano hacia el aeropuerto de Munich. La FIFA acababa de expulsar al jugador del Mundial de Alemania 1974 por haberle sido encontrados restos de un estimulante psicomotor en control del partido debut de la selección ante Italia, y se convertía en el primer caso de dopaje registrado en las Copas Mundiales.
Haití seguía manejado por la dura mano de los Duvalier. Era el momento de Jean-Claude, “Baby Doc”, quien desde 1971 seguía los crueles métodos de su progenitor, “Papa Doc”, tras heredar el gobierno luego de su muerte. El presidente entendía que el medicocampista Jean-Joseph había manchado la honra de su país y tenía preparado un castigo para él. Los guardias lo retiraron del hotel en secreto y en el trayecto hacia el avión que lo enviaría a su tierra, le dieron su primera feroz golpiza. Una vez arribado a Puerto Príncipe fue detenido en un campo de concentración, donde sufrió torturas durante 2 años hasta ser puesto en libertad. El fútbol no era suficiente para escapar del horror de los Duvalier en Haití y Ernst lo sabía muy bien, porque 10 años antes de su detención otro famoso compatriota había sufrido la furia del padre del dictador.
“A mi no me va a pasar nada”, les dijo a sus familiares Joe Gaetjens. “Nunca me metí con la política y soy la imagen del deporte en este país”. El exilio era la única alternativa para los hermanos del mundialmente famoso futbolista, que de manera activa, eran opositores a François Duvalier, el dictador que acaba de autonombrarse Presidente vitalicio de Haití, el 7 de julio de 1964.
Joseph Gaetjens había nacido el 19 de marzo de 1924 en el seno de una familia influyente de Puerto Príncipe, que no hacía mucho había perdido gran parte de su fortuna. Era el tercer hijo de Edmon Gaetjens y Antonine “Toto” Defay. Su padre era un hombre de ventas nacido en la embajada alemana de Haití, pero fue su abuelo quien le había dado el bienestar económico a la familia, ya que llegó a la isla en la primera mitad del siglo XIX como un emisario de negocios de Federico Guillermo III, rey de Prusia.
El fútbol era una buena opción de entretenimiento para “Tijoe” (diminutivo de little Joe) que potreaba con la pelota en los fondos de la propiedad de los Gaetjens. Apenas con 14 años llegó a lucir sus cualidades como goleador en el L'Etoile Haitienne, equipo con el que obtuvo dos ligas nacionales a mediados de la década del 40. Pero el juego que tanto lo apasionaba no le dejaba dinero y optó por aceptar una beca para hacer la carrera de contador en la Universidad de Columbia, donde además de completar sus estudios ganaba algunos billetes lavando copas y atendiendo la barra en
Rudy’s Café. Allí tenía como jefe a Eugene “Rudy” Díaz, que además de ser dueño del bar se destacaba como importador de café y tenía otros negocios fuera de la gastronomía, uno de ellos, manager del Brookhattan Galicia, club que militaba en la American Soccer League.
Díaz le ofreció 25 dólares por partido a Gaetjens quien aceptó y a fuerza de goles comenzaba a ganar fama en Nueva York, llevando al equipo a la final de la National Cup en 1948.
A mediados de 1950 la selección nacional de Estados Unidos finalizaba su gira de práctica previa al Mundial de Brasil. El equipo norteamericano mantenía la base de jugadores de St. Louis que no dejaba de sumar fracasos, como el 0-9 ante Italia en los Juegos de Londres de 1948. Luego de jugar con un combinado de británicos de Nueva York y perder 1 a 0, sumaron al plantel a 3 jugadores extranjeros de la ASL: Joseph Maca, belga; Ed McIlvenny, escocés y el haitiano Joe Gaetjens.
Izquierda: durante muchos años fue mostrada como la imagen del gol de Gaetjens.
La verdadera foto del gol, a la derecha.
El 29 de junio de 1950 el estadio Independencia de Belo Horizonte alentaba a la débil selección estadounidense, que después de perder en el debut 1-3 contra España, le tocaba ante la temida Inglaterra. Los inventores del juego volvían a la familia FIFA tras más de dos décadas de ausencia y querían obtener la tan ansiada copa, por eso los brasileños los tenían en la mira. Fueron poco más de diez mil espectadores los que pudieron atestiguar que los Estados Unidos, con un equipo amateur, derrotaba a la “Rubia Albión” con un gol del haitiano, convertido minutos antes de que finalizara la primera etapa.
Declarado como héroe, Gaetjens fue sacado en andas del estadio y obtuvo fama a nivel mundial, repitiéndose su nombre en cada noticia deportiva del planeta. Pese a que el reconocimiento le hizo llegar algunos ofrecimientos para actuar en Europa, siguió jugando en Brookhattan Galicia hasta 1953, año en el que decidió abandonar sus estudios para ir a probar suerte como futbolista en Racing Club de París.
No tuvo mayor suerte en la primera división de Francia debido a su falta de estado físico, por lo que intentó ese mismo año jugar en el Olympique Alès, club de la segunda división. Tampoco tuvo la suerte esperada y eso forzó su regreso a Haití, donde retornó al club que lo vio nacer futbolísticamente. A fines de 1953 fue convocado para jugar en la selección nacional de Haití, que peleaba ante México la clasificación a Suiza 1954. A pesar de haber jugado para los Estados Unidos mostrando interés por nacionalizarse, nunca lo hizo y mantuvo su lugar de origen. Pero poco pudo hacer en el partido de vuelta, ya que sus connacionales habían sido derrotados 0-8 en la ida. La revancha también fue derrota y Gaetjens le decía adiós al fútbol.
Su fama en Haití era enorme y su rostro era sinónimo de las marcas Palmolive y Colgate, que lo habían contratado ni bien regresó a su patria. En 1955 se casó con su prima Liliane con quien tuvo 3 hijos y abrió un lavadero para mantenerse activo en los negocios. Como hobby y para seguir despuntando el vicio, dirigía a un equipo de fútbol infantil y era extremadamente generoso. Su
sobrino James Gaetjens contaba que “él podía salir de la casa con dinero, pero era capaz de volver con los bolsillos vacíos si los chicos que jugaban con él al fútbol le decían que no tenían para comer”.
Tijoe.
La mañana del 8 de julio de 1964 insistía con que nada tenía que hacer exiliándose con su familia. No estaba interesado en la política y era una figura pública. No hubo manera de convencerlo, pese a que estaba siendo advertido por un amigo personal, miembro de los Tonton Macoutes, la fuerza parapolicial que servía como brazo armado de Papa Doc Duvalier y que se autofinanciaba con todo tipo de negocios sucios. A él no le importaba que sus dos hermanos menores, Jean-Pierre y Fred, estuvieran siendo intensamente buscados debido a que intentaron derrocar al dictador desde la República Dominicana, la nación con la que compartían la isla La Española. Tampoco le interesaba demasiado que Louis Dejoie, viejo rival político de Duvalier, estuviera indirectamente ligado a su familia.
Unas horas después, el policía amigo de los Gaetjens volvió al domicilio, esta vez acompañado de guardias que venían a detener al ex jugador. Papa Doc lo había declarado responsable por las acciones de sus hermanos y fue trasladado a Fort Dimanche. Allí sufrió torturas de diversos tipos y se presume que fue ejecutado el 10 de julio, 48 horas después de ser detenido. Sus familiares creen que fue el mismo Tonton Macoute que le advirtió que dejara el país, quien apretó el gatillo que le quitó la vida.